Fue el mismo momento
aquél en el que abandoné mis vuelos
para buscar sus límites,
el mismo por el cual
encontré su esencia
(presencia)
y perdí la mía.
Fue consecuencia inevitable
por la historia,
por mi historia,
hallar fracasos ajenos,
para olvidar los propios
(aunque sea prematuro
juzgar a ambos).
Renegar de ellos,
de los molinos de viento.
Dejar de renegar y
rendirse.
Somos libres,
nos dicen.
Sos libre,
te dicen.
Y no.
Te digo.
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