Pensó que el espejo estaba vacío y que por eso había que tirarlo. “Un espejo vacío”. Esa idea le hizo gracia primero, y le despertó inquietud después: ¿Realmente puede estar vacío el espejo?, ¿O siempre tiene algo enfrente para reflejar, algo con que llenarse, con que dejar de estar vacío? Dejo de indagar. Igualmente le parecía que ese espejo estaba vacío, vacío cómo estaba la casa pese a estar desbordada de muebles y de adornos, llena de cosas pero vacía, espiritualmente vacía.
El espejo aparentemente había perdido su razón de ser en el mismo instante en que ella cerró la puerta por última vez y se fue para no volver, en busca de aquello que él no entendió, y que seguiría sin entender. Recordó lo complicada que era para expresarse. Parecía que hablaban idiomas distintos. Y a él le encantaba no entenderla, porque eso agrandaba su constante enigma, su personajito marciano al que creía poder descifrar alguna vez. Personajito marciano que amaba tanto.
Tirar el espejo. Fue ella la que lo había comprado en una de esas ferias a las que le encantaba ir los domingos a la mañana y de las que siempre volvía con dos o tres artefactos que no tendrían más utilidad que ocupar algún espacio bajo una excusa decorativa, puramente estética. Él, en ese entonces los odiaba, le parecían inútiles e insoportables. “Me costaba respirar con tanta porquería que compraba” exageraba frente a sus pares graficando lo asfixiante de la relación y queriendo demostrar que ella ya era un tema superado. El día que se fue, él había pensado en tirar todos los objetos de feria, pero la idea se le humedeció por las lágrimas.
Dentro del mapa de distribución de aquellos artefactos, el espejo tenía un lugar de privilegio en el cuarto de ambos sobre el escritorio que ella usaba para poner sus cremas y perfumes. Hasta la aparición del espejo no se había percatado de que Andrea –cómo le dolía pensar su nombre, Andrea, era verla y no sentirla, Andrea, que masoquista era- disfrutaba tanto de mirarse. Y cómo disfrutaba él, mirándola mirarse. Había veces en las que también sufría. Por momentos se olvidaba que esas miradas eran para si misma y envidiaba al espejo, no podía soportar que esos ojos apasionados no fueran para él, y luego trataba de no ser tan idealista y entendía que era un objeto inanimado y se tranquilizaba. Sin embargo las miradas de pasión estaban y no eran para él, podían ser para cualquiera, podían ser miradas forzadas, o una genial actuación que ella practicaba para luego hacerle creer que lo amaba. Se reía de su paranoia concluyendo que esas miradas eran de ella para ella, eran de amor propio. Pensaba que si lo hubiese amado como se amaba a si misma quizás no se hubiese ido. Pero no, para ella el amor con él debía ser siempre emocionante, una montaña rusa, rollercoaster of love, y cuando la emoción se acabara, se acabaría el amor. Imposible fue tratar de hacerle entender que el amor es algo más que una emoción, que la emoción no puede durar para siempre, que esa emoción muta en distintas formas pero que el amor sigue estando. Y ahí es cuando hablaban idiomas diferentes, y ahí a él le resultaba complicada para expresarse, o quizás él era complicado para entender.
Me abrumó la nostalgia, se dijo, y todo por un espejo. “Un espejo vacío”. Refunfuñó por la luz del nuevo día, Me quema los ojos, pensaba mientras abría la puerta de atrás para ir al baldío y en sus manos llevaba el espejo que de golpe lo entristecía demasiado. Lo entristecía porque después de tanto pensarlo había entendido que el espejo no estaba vacío, sino que estaba llenísimo de ella, de sus miradas, de su vanidad, del amor por ella misma, de amor propiamente dicho. Y el vacío en realidad estaba fuera del espejo, en lo que reflejaba, que en ese instante era él mismo, arrojándolo contra el suelo para ver si a lo mejor regresaba algo de ella o de sus miradas encerradas allí dentro.
3 comentarios:
Me parecio excelente N.B., me alegro mucho ke te expreses y escribas tan bien, para mi gusto uno de los mejores, te mando un abrazo grande y estoy muy orgulloso de decir ke tengo un buen amigo escritor...todos los dias leo alguno, un abrazo enorme, N.B.2
mientras tomo mate siempre leo algo. Hoy busqué entre lo que casi siempre encuentro algo bueno para entretener el alma. Y encontré.
Me gustó el cuento, encontré algo oscuro en el fondo, y algo cierto que como el protagonista yo también creo "(...)el amor es algo más que una emoción, que la emoción no puede durar para siempre, que esa emoción muta en distintas formas pero que el amor sigue estando."
y me lo guardo como frase para meditar los mates que siguen.
me encanto,
Publicar un comentario