Choose your destiny

A veces se sumerge en el abismo ontológico, y cuando ya lo ahogan las desconocidas formas, retrocede cobarde para recluirse en si mismo. Un retorno a la nada.
Cae preso de su propia trampa en uno de tantos raptus de divina soberbia, creyendo birlar respuestas a la inevitable búsqueda, utilizando diversos ardides y engaños, vanas técnicas de psicología inversa.
Sigue apurado, insatisfecho, queriendo ver algo más de lo que esta frente a sus ojos. Ciego en ese aspecto y en tantos otros, llega a dudar hasta de si mismo.
Entenderá alguna vez (¿Entenderá?) que la búsqueda es su esencia, que él es esa búsqueda y que en cada elección, en cada nimio instante en el que su esencia arrojada al mundo elige, él se esta eligiendo, se esta haciendo a si mismo para siempre.
Entenderá que vivir es un proceso cuyo avance inevitable e interminable lo llevara hacia otro de los infinitos caminos distintos del que ya precluyó para poder elegir nuevamente, eternamente.
Las elecciones trascenderán cómo una huella imborrable y única en la historia de nuestra especie, pero ante todo lo hará por y para él, en pos de llenar el continente que nunca se llenará.
La bondad y eficacia del recorrido, aunque crea tener la potestad de juzgarse a si mismo, le es ajena. Y sólo deberá fidelidad a aquello que cree no conocer pero que conoce, eso que cree no ver, pero que ve. Aquello que al final lo juzgará.