jueves, 5 de noviembre de 2009

Malas Palabras (Intro de futuro ensayo)

En ciertos momentos, las palabras no significan nada, sólo son el tono en el cual se pronuncia lo que importa.” Paul Bourget

Nos envuelven las palabras, sus combinaciones y sonidos. Derivadas del latín o del anglosajón, siempre inevitablemente ligadas a algún objeto, en una danza casi eterna para describir el ser en todas sus expresiones y sin abandonar su principio primero que es intentar que los seres humanos nos podamos entender entre nosotros. No alcanzamos (ni alcanzaremos) a dominar la totalidad de una lengua en lo que nos dura el paseo terrenal, y sin embargo incursionamos en idiomas ajenos porque a fin de cuentas lo que queremos es entender, y que nos entiendan la mayor cantidad de personas.

Me cuesta asumir cómo amante de las palabras, que a veces no sólo no bastan sino que nos complican, tornando difusa y tormentosa la comunicación. Creo haber comprobado en más de una ocasión que los silencios y los gestos logran una síntesis maravillosa de expresión que montones de palabras no lograrían describir. Por ejemplo, compartir un silencio y que esto sea una experiencia gratificante quizás sea una de las situaciones más aptas para indicarnos que estamos frente a una relación de confianza absoluta con el otro. El gesto interpretado de idéntica forma a lo que quisimos expresar con él es otra de esas experiencias. En ambos no están las palabras.

No puedo evitar pensar que todo lo que se considera un avance en esto de la comunicación (Chat, mail, redes sociales, etc.) atenta cada vez más en contra de ella. Además la maquinaria dialéctica no cesa nunca en la invención de nuevos términos, no sólo para nombrar cosas nuevas, sino para dirigirse a cosas ya nombradas de diversas maneras. Nuestra creación se ha vuelto algo más grande que nosotros mismos, se convirtió en un indomable amo del que no podemos librarnos y que constantemente acomete más violento en nuestra contra. .. ¿Habremos equivocado el método?

5 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Juan Lebowski dijo...

Buenísimo Male! Que grande Saramago... sin duda que va a servir de fuente para citar en el ensayo de las palabras. Mil gracias.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Male dijo...

La vida es así, está llena de palabras que no valen la pena, o que valieron y ya no valen, cada una de las que vamos diciendo le quitará el lugar a otra más merecedora, que lo sería no tanto por sí misma sino por las consecuencias de haberla dicho. (...) Comparando con la velocidad instantánea del pensamiento, que sigue en línea recta incluso cuando parece haber perdido el norte, lo creemos porque no nos damos cuenta de que él, al correr en una dirección, está avanzando en todas las direcciones, comparando, decíamos, la pobre palabra está siempre necesitando pedir perso a un pie para hacer andar al otro, e incluso así tropieza constantemente, duda, se entretiene dando vueltas a un adejtivo, a un tiempo verbal que surge sin hacerse anunciar por el sujeto,..." J. Saramago - La caverna.
Lo leí y sabía que había subrayado algo con las palabras. Ojalá te inspire algo para tu futuro ensayo.
Me sigo sorprendiendo a medida que leo.
Besos

Lenusqui dijo...

No es tanto sobre las palabras en sí, sino sobre el uso (o a veces elección) de las mismas cuando argumentamos algo. Sobre todo cuando argumentamos lo que dice José.
"Argumentar con lo que tiene que ser es siempre una pérdida de tiempo, para lo que tiene qeu ser los argumentos no pasan de conjuntos más o menos casuales de palabras que esperan recibir de la ordenación sintáctica un sentido que ellas mismas no están seguras de poseer."