jueves, 25 de agosto de 2011

Atlántico

En lo alto,
en lo que fue restinga
crustáceos milenarios
perduran cual dioses.

En lo bajo,
nuestras pisadas
hunden el canto rodado,
nos representan mudas
y se las lleva el mar.

El mar,
ese espejo primigenio,
eterno vaivén
adonde inevitables
tendremos que volver.

1 comentario:

mflorencia dijo...

"el mar, ese espejo primigenio"

linda poesía.